Como su predecesora, "Claudio, el dios" está escrita como si fuera una secreta autobiografía de Claudio, el cuarto emperador de Roma, que reinó desde el año 41 hasta el año 54. Claudio fue repentinamente elevado al trono a la edad de cuarenta y nueve años, escena final relatada en "Yo, Claudio", que se centró en los reinados de Augusto, Tiberio y Calígula; "Claudio, el dios" está escrito como una adición posterior que documenta el propio reinado de Claudio.

Graves proporciona un marco para la historia al establecer, en el primer libro, una profecía sibilina en la que reconoce el gobierno sucesivo de varios «velludos», en los que él reconoce a los césares. El penúltimo verso se refería a su propio reinado, y Claudio asume que puede identificar al último emperador velludo. Desde el principio, pues, Graves establece un tono fatalista que culmina al final de "Claudio, el dios", cuando Nerón se prepara para suceder a Claudio.