"Nada hay más peligroso que la alianza entre inteligencia y fanatismo. Y cuando ambas se alían con el mal y hacen del odio su principal motor, el horror puede perdurar a través de los siglos, y el poder de algunas instituciones que actúan de forma clandestina puede convertirse en pesadilla. Porque ¿cómo desenmascarar a los delincuentes cuando sus armas son invisibles y su poder se propaga como una epidemia?"

Este libro me lo regaló Brandy, porque pertenecía a un excedente del que no podía hacerse cargo, y se ha pegado unos tres años en mi casa, sin que me decidiese a cogerlo. No sé por qué, me daba la impresión de que no me iba a gustar. Curiosamente, se cumplieron mis expectativas en referencia a la calidad del libro (que no es precisamente bueno para mi gusto), pero sí me ha resultado entretenido: aunque creo que el autor falla en el intento de relacionar una historia del pasado con otra del futuro, son tan pocas páginas y los sucesos acontecen con tal celeridad que no da tiempo a aburrirse y se lee casi del tirón, sin contar que consiguió que sintiera simpatía por la figura del inquisidor a pesar de su crueldad y su inflexibilidad. Por desgracia, el tema del catarismo está ya muy trillado y el capítulo final es una copia tan descarada de La máscara de la Muerte Roja de Edgar Allan Poe que le quita todo el interés que pudiera tener el desenlace, que se hace evidente.

WILD RELEASE NOTES:

Sobre las nueve y media de la mañana, cuando me baje del metro para irme a trabajar, dejaré este libro en la parada correspondiente: según la cantidad de gente que haya y dónde estén los de seguridad, ya veré si lo dejo abajo, en los andenes, o arriba, en la boca de la estación.