La contraportada nos promete lo siguiente:

"Año 70 de nuestra era. Tras días de asedio, las legiones romanas del general Tito irrumpían en el sagrado templo de Jerusalén, aniquilando a los últimos resistentes de una revuelta condenada al fracaso y saqueando todos sus tesoros. Solo un hombre y un objeto escaparon al pillaje.

Dos milenios después, el hallazgo del cadáver de un anciano europeo en una necrópolis egipcia y una carta anónima, con la fotocopia de un manuscrito medieval indescifrable, ponen a un inspector egipcio, una periodista palestina y un policía israelí sobre la pista de un misterio de tal fuerza simbólica que podría desatar una espiral de violencia en Oriente Próximo."

Esta novela es del autor de El enigma de Cambises.

Quevedo me había dicho que la novela era muy buena y no me ha defraudado en absoluto: aunque quizá el principio me pareciese un poco lento, más tarde he agradecido que el autor se demorase tanto en presentar a los personajes y sus circunstancias porque eso me ayudó muchísimo a implicarme en la trama, con ellos; se me pasó por la cabeza que quizá el hecho de que la política fuera el tema de conversación principal en Israel era un poco exagerado, así como el odio de árabes no palestinos hacia los judíos, pero en un territorio en guerra y en una religión como la musulmana (remito a la cita de la quinta sura que se hace en la página 268) supongo que más sencillo que estos temas estén siempre presentes. En definitiva, me ha parecido una novela muy interesante, que no toma partido por una facción u otra ni presenta la situación de forma desagradable e inquietante, sino con la naturalidad que pueden vivirlo las personas que están inmersas en ella; que no abusa del "arcano" que lleva en el título para proponer una carrera desenfrenada, sino que mantiene un ritmo narrativo adecuado que sólo se acelera al final, guarda todas las sorpresas (y las rarezas) para el desenlace.

Me ha hecho gracia que los tres personajes principales hagan tanto uso de internet en sus invetigaciones, estuve tentada de meterme en Google para ver si era posible reproducir las pesquisas de Laila por la red. Confieso que resistí la tentación, soy demasiado floja como para tomarme semejante trabajo.

Una delicia de lectura, que reservo para que mi padre pueda disfrutarla cuando termine el tochazo que tiene entre manos. Gracias a Quevedo por permitirme secuestrarla.

Una novela muy interesante, que se lee casi de un tirón.

RELEASE NOTES:

Hemos quedado esta tarde a las seis y media en la puerta del Ayuntamiento y allí­ dejaré este libro, que para mi gusto merece la pena leer y por tanto espero que alguno de los asistentes al mitap vespertino adopte para sí.

¡Perdón por repetir la nota de liberación, que la web me ha estado dando problemas, hoy!

Me acabo de acordar que no había hecho la entrada correspondiente para este libro, ¡vaya poca vergüenza! Nada, que Carbo habla muy bien de él así que no hemos dejado que se pierda por ahí sin secuestrarlo antes. Me consta que hay más lectores esperando (si no he entendido mal, al menos una amiga suya, no?) así que procuraré no retenerlo demasiado. Cosa de dos, tres, cuatro años a lo sumo. Algo razonable, vamos. :-p

¡Gracias! ;-)