CONTRAPORTADA

Aún no ha amanecido cuando Hombre de las Nieves despierta para lamentar no seguir durmiendo. Todo es desolador: el paisaje, su propio aspecto y las expectativas de que la situación mejore; así que decide ir a buscar alcohol, tabaco y otras provisiones. A lo largo de esa exploración, el lector descubre en qué mundo vive ese extraño personaje, qué peligros le acechan y cómo ha llegado a su actual estado.

Impactante. Margaret Atwood tiene una manera de escribir clara y concisa, a la vez que potente. Lo que tiene que decir lo dice, sin malgastar ni una coma, pero sin dejarse ni un solo detalle por cubrir.

Esta historia parece relatada hacia atrás. Es decir, se empieza por pintar una situación que parece catastrófica y poco a poco, a través de los recuerdos del protagonista Hombre de las Nieves, se va desenredando la madeja y nos explican qué ha pasado y por qué. Y, sobre todo, quiénes son Oryx y Crake. Todo ello visto únicamente a través del punto de vista del prota (el narrador), que no es completo pero que nos permite imaginarnos clarísimamente lo que no nos explica.

El futuro que expone esta novela es como para ponerle los pelos de punta al más pintado, porque el escenario previo se parece tanto a la realidad que uno se pregunta a qué distancia estamos de cruzar la línea. Da yuyu.

Pese a ser una novela de ciencia ficción, el estudio sociológico es muy importante. La descripción de las diferentes capas y estratos sociales tiene tanto peso como los descubrimientos científicos. Es curioso pensar en una sociedad con una élite científica e intelectual al mando (todo lo contrario que en el presente, vamos!!!).

Lo voy a hacer circular, me ha encantado.