De la mano de tres generaciones de una familia manchega asistimos, a lo largo del siglo XX, a un vital recorrido lleno de intimidad, de congoja y de encanto. El abuelo Palancas y su familia vivían una lenta existencia asentada en el amor a la naturaleza y en una sabiduría heredada de los antepasados y su historia. La balada del abuelo Palancas es la historia de cómo la guerra civil y la posguerra atormentaron a los protagonistas de esta familia pero no los quebraron. El autor despliega una especial destreza en el dibujo de personajes inolvidables y en la evocación de los horrores de la guerra civil y de la obstinada posguerra.

Me encantó este libro e intuía que a Alina podría gustarle también, así que se lo hice llegar.
La prosa poética de esta obra es una maravilla. Espero que te guste.

Creo que fue por julio de 2019 cuando recibí este libro por correo, como me ilusionaba mucho que fuera un libro viajero pedí a Veda que lo registrase.
En este #marzo2020, que nos tiene confinados en casa , con un océano y una pandemia de por medio, hago esta entrada para que los libros viajeros sigan moviendo sus piernitas

En estos días difíciles, dónde el confinamiento es mayor comienzo a leer este libro. Llevo leídas unas 60 páginas y me gusta mucho el tono poético de la narración. Algunas palabras y giros son muy locales, aunque no dificultan la lectura.

Hace unos minutos, con las variaciones Goldberg como telón de fondo terminé de leer "La balada del abuelo Palancas", una saga familiar narrada con un lirismo mayúsculo.Tres generaciones que cubren casi tres siglos en el pueblo manchego de Tomelloso
Un libro que me recordó algunas canciones de Serrat y muchos poemas de Machado.
Hoy, algunos episodios pueden resultar crueles y censurables, pero así eran las cosas por esos tiempos y con esos ojos hay que leerlas.
Me gustó muchísimo y sé que a Mary, mi amiga nacida en España, le va a encantar. Irá a su casa en breve.
Gracias Veda por este regalo!!

Entregado a Mary

Viajó hace unos meses, espero que mi amiga Laura lo disfrute tanto como lo disfrutamos Mary y yo.