Caminante no hay camino, se hace camino al andar

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Journal Entry 1 by Andromeda23 from Madrid, Madrid Spain on Tuesday, June 5, 2012
Si te apetece dejar algo aqui, ¡Adelante!!!
el BCID es 473-11182503

El tema es libre :-)
puedes poner photos, historias, poemas.... lo que te apetezca :-))


Journal Entry 2 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Wednesday, June 6, 2012

Journal Entry 3 by filoloca at Madrid, Madrid Spain on Wednesday, June 6, 2012
Nada que ver con los caminos, pero me ha encantado esta foto...

Journal Entry 4 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Thursday, June 7, 2012
Libertad
de Paul Eluard

En mis cuadernos de escolar
en mi pupitre en los árboles
en la arena y en la nieve
escribo tu nombre.

En las páginas leídas
en las páginas vírgenes
en la piedra la sangre y las cenizas
escribo tu nombre.

En las imágenes doradas
en las armas del soldado
en la corona de los reyes
escribo tu nombre.

En la selva y el desierto
en los nidos en las emboscadas
en el eco de mi infancia
escribo tu nombre.

En las maravillas nocturnas
en el pan blanco cotidiano
en las estaciones enamoradas
escribo tu nombre.

En mis trapos azules
en el estanque de sol enmohecido
en el lago de viviente lunas
escribo tu nombre.

En los campos en el horizonte
en las alas de los pájaros
en el molino de las sombras
escribo tu nombre.

En cada suspiro de la aurora
en el mar en los barcos
en la montaña desafiante
escribo tu nombre.

En la espuma de las nubes
en el sudor de las tempestades
en la lluvia menuda y fatigante
escribo tu nombre.

En las formas resplandecientes
en las campanas de colores
en la verdad física.
escribo tu nombre.

En los senderos despiertos
en los caminos desplegados
en las plazas desbordantes
escribo tu nombre.

En la lámpara que se enciende
en la lámpara que se extingue
en la casa de mis hermanos
escribo tu nombre.

En el fruto en dos cortado
en el espejo de mi cuarto
en la concha vacía de mi lecho
escribo tu nombre.

En mi perro glotón y tierno
en sus orejas levantadas
en su patita coja
escribo tu nombre.

En el quicio de mi puerta
en los objetos familiares
en la llama de fuego bendecida
escribo tu nombre.

En la carne que me es dada
en la frente de mis amigos
en cada mano que se tiende
escribo tu nombre.

En la vitrina de las sorpresas
en los labios displicentes
más allá del silencio
escribo tu nombre.

En mis refugios destruidos
en mis faros sin luz
en el muro de mi tedio
escribo tu nombre.

En la ausencia sin deseo
en la soledad desnuda
en las escalinatas de la muerte
escribo tu nombre.

En la salud reencontrada
en el riesgo desaparecido
en la esperanza sin recuerdo
escribo tu nombre.

Y por el poder de una palabra
vuelvo a vivir
nací para conocerte
para cantarte
Libertad

Journal Entry 5 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Sunday, June 10, 2012
¡Bienvenida Filoloca! :-))

Es un libro virtual, que viaja libre.
Sus páginas en blanco son infinitas (creo que no hay límite de entradas ;-) )
Puede viajar lejos o no. Puede tener muchisimas entradas o no.
Cualquiera lo puede cazar y hacer 1 entrada, o 2, o 3 .... o 100 :-)


Journal Entry 6 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Tuesday, June 12, 2012
A lo largo del Círculo Polar Ártico en territorio canadiense, se encuentra una sucesión de figuras esculturales llamadas Inukshuk.

Se trata de misteriosas figuras realizadas con piedras sin pulir y constituyen verdaderos monumentos para el pueblo Inuit, que les confieren un gran significado en aquellas tremendas tierras heladas: sirven para orientar y proteger al viajero que pase por alli.

El significado tradicional de la palabra inukshuk puede ser tanto “alguien ha estado aquí” como “vas por buen camino”. En cualquiera de los dos casos, llegados al punto de encontrarnos con uno de estos monumentos en la soledad ártica, lo veremos como un buen augurio.

Los inuits los hacen de diferentes formas y proprósitos: como ayuda para seguir una dirección, para marcas un lugar específico, para indicar rutas migratorias o lugares de pesca. Algunas son, incluso, objeto de veneración por ubicarse en lugares donde los espíritus inuit concentran su poder.

La gran mayoría aparecen en solitario, aislados. Sin embargo, se ha podido definir patrones que los ubican en una especie de gigante cadena de inukshuk dirigiendo a los viajeros o a su energía hacia un determinado lugar más allá del Círculo Polar Ártico.

En el vasto paisaje ártico, los inukshuk se levantan como la expresión más misteriosa y antigua de objetos realizados por el hombre. La tradición prohibe su destrucción y las generaciones renuevan su respeto a la ya familiar figura.

Pueden ser pequeños, realizados apenas con una pocas piedras pequeñas, o de grandes dimensiones con rocas que se ubican unas sobre otras en un equilibrio perfecto, sin argamasa. La dirección de los brazos o piernas del inukshuk indican el sentido a seguir para un canal de navegación, o un buen pasaje por un valle helado o una brecha en las montañas para ir más allá.

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Journal Entry 7 by Cocodras at Getafe, Madrid Spain on Tuesday, June 19, 2012
Acabo de descubrir este libro en el foro. Voy a contribuir con una canción, sobre un camino que no salió bien. Un pequeño reflejo del ánimo pesimista que nos rodea, una situación que supongo que vive cada vez más gente.

Revólver. Rodrigo y Teresa. Versión de Básico 3.

Nunca amanece para todos igual
a unos les tocan rosas sin espinas
a otros espinas sin más

Journal Entry 8 by DonVito at A Coruña, A Coruña Spain on Wednesday, June 20, 2012
Me gusta este diario.
Yo contribuyo con la letra de una canción que me gusta muchísimo y que es muy apropiada para los tiempos que corren
RESISTIRÉ
Cuando pierda todas las partidas,
Cuando duerma con la soledad,
Cuando se me cierren las salidas,
Y la noche no me deje en paz.
Cuando sienta miedo del silencio,
Cuando cueste mantenerse en pie,
Cuando se revelen los recuerdos,
Y me pongan contra la pared�
Resistiré erguido frente a todo,
Me volveré de hierro para endurecer la piel,
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte,
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre sigue en pie�
Resistiré para seguir viviendo,
Soportare los golpes
Y jamás me rendiré,
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos�
Resistiré, resistiré�

Cuando el mundo pierda toda magia,
Cuando mi enemigo sea yo,
Cuando me apuñale la nostalgia,
Y no reconozca ni mi voz.
Cuando me amenace la locura,
Cuando en mi moneda salga cruz,
Cuando el diablo pase la factura,
O si alguna vez me faltas tú�
Resistiré erguido frente a todo,
Me volveré de hierro para endurecer la piel,
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte,
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre sigue en pie�
Resistiré para seguir viviendo,
Soportare los golpes
Y jamás me rendiré,
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos�
Resistiré, resistirééé�

Journal Entry 9 by Alundain at Madrid, Madrid Spain on Wednesday, June 20, 2012
de Bertolt Brecht:

Estoy sentado al borde de la carretera,
el conductor cambia la rueda.
No me gusta el lugarde de donde vengo.
No me gusta el lugar adonde voy.
¿Porqué miro el cambio de rueda con impaciencia?

-(Cortito pero a mi me hace pensar.)

Journal Entry 10 by Cocodras at Getafe, Madrid Spain on Wednesday, June 20, 2012
Hoy me había levantado con bastante optimismo, y no es que ahora esté menos optimista que por la mañana, pero el día es largo y pasan cosas. Cosas que te hacen encender como una hoguera.

Tenía pensadas dos canciones que me cargan de energía, no sabía por cuál decidirme. En estos momentos necesito las dos para cargarme de ondas positivas, así que compartiré ambas en este journal.

Queen. Don't stop me now. Jazz

Katrina and The Waves. Walking on sunshine. Walking on sunshine

Journal Entry 11 by Xarnegro at Oakland, California USA on Wednesday, June 20, 2012


QUISIERA ESTAR SOLO EN EL SUR

Quizá mis lentos ojos no verán más el sur
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos furiosos.

El sur es un desierto que llora mientras canta,
y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos
abriendo un eco débil que vive lentamente.

En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.

-Luis Cernuda

Journal Entry 12 by Alundain at Zaragoza, Zaragoza Spain on Wednesday, June 20, 2012



REGRESO

Largas tardes campestres;
alamedas rosadas;
aire delgado que el aroma apenas
sostiene de la acacia;
huerto, pinar... Llanuras de oro viejo,
azul de la montaña...
Esquilas del arambre
y balido, sin fin, de la majada,
en el silencio claro...
¡Adiós, adiós! ¡Que la ciudad me llama!

Maravillosa noche estremecida
por el rumor del agua
y el fulgor de los astros
—imán de la mirada
perdida en lo insondable
de la eterna pregunta—. (El grillo canta,
corre la estrella, el aire
suspira entre las ramas).
Sueño tranquilo y sano,
velado por las plantas
humildes de la tierra y por el bravo
eucalipto que asoma a mi ventana...
Noche de paz y de salud y sueño...
¡Adiós, adiós! ¡Que la ciudad me llama!

Allegro matinal, tímida gloria
y milagro de nácar,
a las corolas risa,
trino a las aves y delicia del alma,
aire en las sienes, despertar, eterna
juventud —¡oh mañana
que abres los ojos y las rosas!—, dulce
y poderosa gracia...
Mañana de mi huerto, suave y pura...
¡Adiós, adiós! ¡Que la ciudad me llama!

¡Me llama la ciudad —que ignora el cielo
y la tierra y el agua
y el sol y las estrellas—,
febril y jadeante, apresurada,
con su aliento mefítico,
y su llanto y sus máquinas,
sonora de metales
infecta de palabras!


Manuel Machado










Journal Entry 13 by Ana-la-Rana at Valencia, València/Valencia Spain on Thursday, June 21, 2012
Si algo no sale bien...
Recuerda: SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS ;)

Journal Entry 14 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Thursday, June 21, 2012
¡Bienvenid@s Cocodras, DonVito, Alundain, Xarnegro, Ana-la-Rana! :-))

Journal Entry 15 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Thursday, June 21, 2012
Paris o.... Dublin :-))

2 días paseando por Dublin e impactada, fascinada, por sus puertas de colores.
Una ciudad de cielo muchas veces gris pero de corazón lleno de colores.
Lo que no ofrece el cielo, lo ofrecen...






Journal Entry 16 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Friday, June 22, 2012
Hoy, primer día de verano en el hemisferio norte...




Journal Entry 17 by Cocodras at Getafe, Madrid Spain on Thursday, June 28, 2012
Hoy, un pequeño fragmento del libro que estoy leyendo: Patrick Rothfuss. El temor de un hombre sabio

"Me fijé en que Fela giraba la cabeza y miraba a Simmon como si le sorprendiera verlo allí sentado.
O mejor dicho: fue como si hasta ese momento Simmon únicamente hubiera ocupado espacio alrededor de Fela, como un mueble. Pero esa vez, cuando ella lo miró, lo captó por entero. El cabello rubio rojizo, la línea de su mandíbula, la amplitud de los hombros bajo la camisa. Esa vez, cuando lo miró, lo vio de verdad.
Dejadme decir una cosa. Todas las horas que pasamos buscando en el Archivo, todo el fastidio y el cansancio valieron la pena solo para presenciar aquel momento. Valió la pena sangre y temer a la muerte por verla enamorarse de Sim. Solo un poco. Solo el primer hálito débil del amor, tan leve que seguramente ni siquiera ella lo percibió. No fue espectacular, como un rayo seguido del estruendo de un trueno. Fue más bien como cuando golpeas pedernal contra acero y salta una chispa que se desvanece tan deprisa que casi no la ves. Pero sabes que está allí, donde no puedes verla, prendiendo".

Journal Entry 18 by estigma at Alcobendas, Madrid Spain on Thursday, June 28, 2012
no me tienes que impresionar
ni que seguir la corriente.
voy a apearme aquí
en la orilla del presente
donde el hombre se asfixia
escribe un testamento en chile negro.
el suplicio es estar contigo
eres la alquimia de mi veneno.

la derrota no es una opción
y no hay excusas:
parasiempre me parece mucho tiempo.

parasiempre,
no hay nada parasiempre ...

la influencia de la ira
y los impulsos de la lengua
no tengo toda la vida
aun hay cajas con sorpresa.

la derrota no es una opción
y no hay excusas:
parasiempre me parece mucho tiempo.

vendre con la boca amarga
y el corazón derrotado ...

parasiempre,
no hay nada parasiempre ...

Journal Entry 19 by Alundain at Zaragoza, Zaragoza Spain on Thursday, June 28, 2012



El Sabinar de Calatañazor situado en la parte noroccidental de la provincia de Soria, al sur de la Sierra de Cabrejas, destaca por su vegetación, y más concretamente por el bosquete de sabinas (Juniperus thurifera) que alberga y que hoy compone una estampa de la herencia cultural que debemos proteger. La sabina albar, especie considerada una reliquia del Terciario, conforma en este espacio natural una de las pocas masas, con ejemplares de porte arbóreo de considerable altura y edad coetánea, en torno a doscientos años, existentes en la Península Ibérica. Su gran tamaño, poco usual en la especie y menos para edades tan jóvenes en relación a su longevidad, se debe a un uso respetuoso por parte del hombre y a la existencia de un mejor suelo en el fondo del valle que ocupa, que en los terrenos de paramera típicos sobre los que se asienta generalmente.
El de Calatañazor es uno de los bosques de sabinas mejor conservados del planeta. Desarrollado sobre terreno llano, de carácter calcáreo y a 1.000 metros de altitud, algunos de los ejemplares de esta masa arbórea monoespecífica alcanzan un porte y una edad notables: 14 metros de altura, más de cinco metros de diámetro y cerca de dos mil años de existencia.


Os recomiendo una visita si pasais por la provincia de Soria, este bosque tiene algo mágico cuando estás en el.



Journal Entry 20 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Thursday, June 28, 2012
¡Bienvenido estigma! :-))

Journal Entry 21 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Thursday, June 28, 2012


La leyenda de las "muñecas quitapenas" tiene su origen en las comunidades indígenas de Guatemala.
Cuando una persona tiene problemas o preocupaciones "penas", se las cuenta a la muñequita antes de ir a dormir y colocándola debajo de la almohada.
Mientras duerme, la "quitapenas" alejará los problemas, las preocupaciones.

Lo curioso es que, muy alejado de Guatemala, en el cuento tradicional ruso "Vassilissa", aparece también una muñeca "quitapenas".

Journal Entry 22 by estigma at Alcobendas, Madrid Spain on Thursday, June 28, 2012
Soy chico andromeda ;)

Journal Entry 23 by estigma at Alcobendas, Madrid Spain on Thursday, June 28, 2012
Vamos a darle un toque techno al asuntillo, si me lo permitís. Una de mis canciones favoritas y también uno de mis grupos favoritos. ;)

http://www.youtube.com/watch?v=O9eZEOliRko

Journal Entry 24 by jotage24 at Ourense, Ourense Spain on Monday, July 2, 2012






El Camino de Santiago, mi Camino...

Journal Entry 25 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Tuesday, July 3, 2012
¡Bienvenido Jotage! :-))

Journal Entry 26 by Minervagall at Sevilla, Sevilla Spain on Wednesday, July 11, 2012



Esta es la playa de mi infancia, la que siempre me guía cuando me pierdo, porque no soy yo la que está en su camino, es ella la que siempre estará en mi camino. Feliz verano, feliz camino ;)

Journal Entry 27 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Thursday, July 26, 2012
¡Bienvenida Minervagall! :-))

Journal Entry 28 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Wednesday, August 15, 2012

- ¡Qué turbante tan hermoso...!

- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.

- Es de un azul bellísimo..

.- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...

- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?

- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

- ¿Por qué?

- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

- ¿Quiénes son los tuareg?

- Tuareg significa "abandonados" , porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: "Señores del Desierto", nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh

.- ¿Cuántos son?

- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.

- ¿A qué se dedican?

- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio...-

¿De verdad tan silencioso es el desierto?

- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo

.- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?

- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

- ¿Sí? No parece muy estimulante. ..

- Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...-

- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?-

Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!-

¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?

- Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...

- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...

- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté... Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.

- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?

- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...

- ¿Tanto como eso?

- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

- ¿Qué pasó con su familia?

- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...

- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?

- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...

- Y lo logró.

- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

- ¡Un tuareg en la universidad. ..!

- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.

- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?

- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...

- Fascinante, desde luego...

- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor...

- Qué paz...- Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.

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entrevista a Moussa Ag Assarid

Journal Entry 29 by Alundain at Zaragoza, Zaragoza Spain on Friday, September 21, 2012
Dedicado a Peluchona, que seguro ha encontrado su gran árbol en el que se mece suavemente:




Del trepar a los árboles


1

Cuando salgáis del agua, ya a la caída de la tarde
-y estéis desnudos, sintiendo la piel tan suave-
trepad a los grandes árboles
al soplo de la brisa, contra el cielo pálido.
Buscad árboles grandes que en el crepúsculo
mezan sus negras cimas lentamente.
Y esperad la noche entre el follaje
donde revolotean apariciones y murciélagos.


2

Las ásperas hojitas de los matorrales
os arañarán la espalda, al apretarla con fuerza
para subir trepando entre las ramas
casi sin aliento. ¡Es tan hermoso
mecerse sobre un árbol!
¡Pero no os deis impulso con las rodillas!
Tenéis que ser al árbol lo mismo que su cima:
lleva un siglo meciéndola en cada atardecer.

Bertolt Brecht en “Poemas del lugar y la circunstancia”

Journal Entry 30 by Alundain at Zaragoza, Zaragoza Spain on Tuesday, October 23, 2012

Otoño Mario Benedetti

Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran
ahora que calienta el corazón
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda
aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha



Journal Entry 31 by Cocodras at Getafe, Madrid Spain on Wednesday, October 24, 2012
Me gustaría compartir con vosotros un corto que escribí junto a mis compañeros de master y que los estudiantes del NIC llevaron a imágenes. No es nada del otro mundo, pero me ha hecho mucha ilusión verlo: http://vimeo.com/album/2117175/video/51622170

Journal Entry 32 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Wednesday, October 31, 2012
Un Cuento encontrado por la red...

De Evelio Rosero Diago – Colombia

"El esqueleto de visita"

Un día conocí un esqueleto, en el parque. Estaba sentado en un banco de piedra, rodeado de palomas blancas, y sonreía, pensativo. Me pareció muy raro encontrar un esqueleto en pleno parque, dando de comer a las palomas, y tan risueño y tranquilo, como si se acordara de una broma, solitario, en mitad de la tarde. Yo trabajaba de cartero; ya había repartido las cartas del día, y me sentía algo aburrido. De manera que fui a sentarme a su lado, para distraer las horas. No demoramos en conversar. Me dijo que no tenía nombre. “Ningún esqueleto lo tiene”, dijo, y cuando el sol desapareció detrás de las nubes rojizas, se lamentó del frío. Sus dientes castañeaban. Se puso de pie y me propuso que fuéramos a tomar una tacita de chocolate, en cualquier lugar. “Tranquilo –me dijo–. Yo invito”. Lo contemplé de soslayo: no vi que llevara bolsillos, ni mucho menos dinero. Pero eso no me importó. Al fin encontramos un restaurante que anunciaba: Chocolate caliente a toda hora. Al entrar muchos comensales quedaron boquiabiertos. Algunas señoras gritaron; una de las meseras dejó caer una bandeja repleta de tazas; las tazas se volvieron trizas; varias rodajas de pan, queso y mantequilla, quedaron esparcidas por el piso. “¿Qué pasa?” pregunté, abochornado, aunque ya adivinaba a qué se debía aquel alboroto. “¿Quién es ése?”, me respondieron a coro, señalando a mi amigo.

“Perdón –dijo él–. Yo puedo presentarme solo. Soy un esqueleto. Tengan todos muy buenas tardes”.

“Oh –se asombró una señora, que llevaba un perrito faldero, de pelo amarillo, adornado con un collar de diamantes–. No puede ser. Un esqueleto que habla”.

Pues sí –dijo mi amigo, encogiendo los omoplatos–. “En realidad todos los esqueletos hablamos”. Avanzó parsimonioso, como si el equívoco hubiese quedado definitivamente esclarecido, y eligió una mesa, precisamente junto a la señora, y se sentó, con un gran ruido de huesos saludando. Después tuvo la ocurrencia de alargar los huesos de la mano y hacer juegos al perrito. Le dijo: “Qué lindo esqueleto de perro eres”. Y el perrito ladró, enfurecido, crispándose igual que un tigre. La señora se lo llevó al pecho, como si lo protegiera de la muerte. “Vaya –dijo mi amigo el esqueleto–, parece que su perrito no es de muy buen humor”. Su voz era opaca, profunda, pero amistosa. Hablaba como si ya nos conociera a todos, desde hace milenios; como la voz de un amigo; como si un amigo nos hablara por teléfono, desde muy lejos. La señora no se dignó responder. Se levantó de su silla y atenazando al perrito con todas sus fuerzas, le dijo: “Vámonos, Muñeco, lejos de este comediante disfrazado de esqueleto”. El perrito volvió a ladrar, irritado, como si respondiera: “Larguémonos ya”. Pero mi amigo el esqueleto elevó la voz, honda y húmeda, y aclaró: “Señora, no soy ningún comediante. “Soy sencillamente un esqueleto”.

El rostro de la señora, encendido y huraño como la cara de su perrito, se volvió y replicó: “¿De qué manicomio se ha escapado usted?”. Y después se esfumó, con todo y perrito.

Muchos otros comensales siguieron su ejemplo.

Mi amigo el esqueleto se acongojó; resopló; resonaron sus huesos; se rascó el occipital y meneó la cabeza. Pude oír repicar la decepción en su huesudo rostro; los huesos de su mandíbula parecieron alargarse. Suspiró, como el múltiple chasquido de una maraca, y me invitó con un silbido a que tomara asiento junto a él. “En esta vida todo es tan sencillo” –dijo–. “Yo no sé por qué las gentes se complican”. No respondí. Hubo un silencio incómodo. “Bueno –le dije, procurando consolarlo–, es mejor que ese perrito se haya ido; pudo haberse aprovechado de los huesos de su mano”. El esqueleto sonrió con los dientes.

“Pierda cuidado –dijo–, sé cuidarme solito”. Levantó el dedo índice y pidió a la rubia mesera dos tacitas de chocolate, por favor, sea amable. Y sin embargo la mesera nos susurró que tenía órdenes expresas de no atendernos, y que incluso el dueño del restaurante exigía que nos fuéramos inmediatamente.

“Pero si aquí hay chocolate a toda hora”, dije.

“Sí –me respondió ella–. “Pero no hay chocolate a toda hora para ustedes”.

“Lo suponía –terció mi amigo el esqueleto–. “Siempre ocurre lo mismo: desde hace mil años no he logrado que me ofrezcan una sola tacita de chocolate”. Y nos incorporamos, para marcharnos.

Bueno, lo cierto es que yo me preguntaba cómo haría el esqueleto para beber su tacita de chocolate. ¿Acaso el chocolate no se escurriría por entre sus costillas desnudas? Pero preferí guardar ese misterio: me parecía indiscreto, fuera de tono, preguntar a mi amigo sobre eso. Le dije, por el contrario: “¿Por qué no vamos a mi casa? “Lo invito a tomar chocolate”.

“Gracias –dijo, con una breve venia–. “Una persona como usted no se encuentra fácilmente, ni en trescientos años”.

Y así nos pusimos en camino hasta mi casa, que no quedaba lejos.

(Ya dije que yo era cartero. Pero nunca había tenido la alegría de entregarme una carta yo mismo: nadie me escribía, ni me llamaba por teléfono. Mi única amiga era mi mujer; de manera que un amigo esqueleto resultaba algo desconocido para mí; disfrutaba de la idea de tener el esqueleto como amigo).

Durante el camino el esqueleto siguió lamentándose del frío.

– ¿Por qué no usa un vestido? –le pregunté.

– Ojalá eso fuera posible –repuso con nostalgia–, pero ningún vestido me sirve. Ningún vestido tiene la talla de ningún esqueleto.

La gente detenía su paso para contemplarnos. Un niño, desde la ventanilla de un autobús, me señaló: “Mamá, ese hombre camina con un esqueleto”.

Me sentí algo cohibido. Nunca en mi vida había sido el centro de atracción. Pero mi amigo el esqueleto sí parecía acostumbrado.

– Notará usted que nos señalan –dijo–, no sé por qué les causo pavor si, en definitiva, cuando desaparecen las caras todos los esqueletos son iguales.

Es verdad, pensé, abrumado. Por dentro mi esqueleto no podría diferenciarse gran cosa de la facha de mi amigo: sonoro, pero tranquilo, caminando serenamente por las calles, a la búsqueda de una tacita de chocolate.

Llegamos a casa cuando anochecía.

Mi mujer abrió la puerta y pegó un alarido.

– Tranquila –dije–, es solamente nuestro amigo el esqueleto de visita.

Mi amigo sonrió con la mejor de sus sonrisas. Los huesos de su boca parecieron sonajeros; hizo una gran venia, que a mí se me antojó desmesurada, cogió delicadamente con los huesos de sus dedos la mano de mi mujer y se dobló con gran estrépito de fémures y la besó con sus dientes desnudos. Tuve que inclinarme veloz para atrapar a mi mujer en el aire, pues se había desmayado. Ayudado por el esqueleto la cargamos hasta la cama. Le di a oler un frasquito de sales. Mi mujer se recuperó sin mucho esfuerzo, tembló, parpadeó, arrojó un tibio suspiro, abrió los ojos, vio al esqueleto y volvió a desmayarse. Yo iba a reñirla, por su falta de ánimo, cuando mi amigo puso una de sus frías manos en mi hombro y dijo, con su voz más profunda: “Tranquilo, eso les pasa siempre a las mujeres cuando les doy un beso en la mano. Perdóneme. “Creí que su mujer era tan amigable como usted”. Salimos de la habitación y nos sentamos en la salita, a esperar que mi mujer despertara de nuevo.

Y, en efecto, poco más tarde oímos su voz. Hablaba por teléfono, con su madre.

– ¡Mamá! –decía–. ¡Soñé que un esqueleto me besaba la mano! ¡Sí! ¡Un esqueleto! ¡Fue horrible! ¡Peor que una pesadilla!

El esqueleto y yo cruzamos una mirada significativa, y luego lanzamos, al tiempo, la misma risita de cómplices: tremenda sorpresa iba a darse mi mujer cuando saliera y…

– ¡Ay! –volvió a gritar ella, de pie, ante nosotros, pellizcándose las mejillas como si deseara comprobar si de verdad seguía despierta.

– Oye –le dije–. No te desmayes otra vez. Te repito que este es nuestro amigo el esqueleto y lo he traído a que se tome una tacita de chocolate; desde hace mil años nadie ha querido convidarlo a una tacita. Ven y te lo presento. Siéntate a nuestro lado.

Mi mujer me miró sin dar crédito. Pero después tragó saliva, respiró profundo, y se decidió: Caminando en la punta de sus zapatos se acercó a nosotros, saludó nerviosamente al esqueleto y se sentó.

– Hace un buen tiempo, ¿cierto? –preguntó–. En ese preciso instante empezaba a llover; truenos y relámpagos se anudaban y estallaban relumbrando como azules cataratas contra el vidrio de las ventanas. Un frío de pánico nos estremeció.

“Sí, por cierto –dijo el esqueleto, condescendiente–. “Hace un tiempo magnífico”. Y empezamos a charlar. Nuestro amigo resultó un gran conversador: desplegó un ingenio absolutamente encantador; su voz era un eco acogedor; debía de ser el esqueleto de un poeta, o algo así; mi mujer olvidó la desconfianza y se divirtió de lo lindo escuchando sus proezas, sus anécdotas de viaje, sus experiencias de esqueleto conocedor.

Pues conocía todos los países. Era, en realidad, un hombre de mundo, o, mejor, un esqueleto de mundo. Había participado en todas las guerras, discutió con Platón, cenó en compañía de Shakespeare, danzó con la reina Cleopatra, se emborrachó con Alejandro Magno, incluso viajó a la luna, de incógnito, en 1968, y además presenció el diluvio: fue uno de los pocos que se salvaron en el arca de Noé. Mi mujer soñaba oyéndolo, deslumbrada. “Es usted inigualable”, dijo, con sinceridad. “Oh”, se complació el esqueleto (y yo diría que se ruborizó). “Gracias –dijo–, pero todos somos los mismos esqueletos. “Mil gracias de todos modos”.

Yo le recordé a mi mujer que había invitado a nuestro amigo a un chocolate. Ella sonrió y prometió traernos el mejor chocolate con canela del mundo, mucho más delicioso que el que preparaba la reina Cleopatra: Y fue a la cocina.

Propuse mientras tanto a nuestro amigo que jugáramos un partido de ajedrez. “Oh sí –dijo–, no hace mucho jugué con Napoleón y lo vencí”. Y ya disponíamos las fichas sobre el tablero, contentos y sin prisa, en el calor de los cojines de la sala, y con la promesa alentadora de una tacita de chocolate, cuando vi que mi mujer me hacía una angustiosa seña desde la cocina. Inventé una excusa cualquiera y fui donde ella.

– ¿Qué sucede? –le pregunté.

Ella me explicó enfurruñada que no había chocolate en la alacena. “Esta mañana se acabaron las dos últimas pastillas –me susurró–, ¿no te acuerdas?”. Yo ya iba a responder cuando, detrás de nosotros, sentimos la fría pero amigable presencia del esqueleto. “No se preocupen por mí –dijo, preocupadísimo, y se rascó los huesos de la cabeza–. No me digan.

Sé muy bien lo que sucede. No hay chocolate. Y ninguno de ustedes tiene un centavo para comprar tres pastillas de chocolate, una por cada taza. “No me digan”.

Mi mujer y yo enrojecimos como tomates. Era cierto. En ese momento ninguno de los dos tenía un solo peso.

– Ya es costumbre para mí –dijo el esqueleto–. Esta es una época difícil para el mundo.

Pero no se preocupen, por favor. Además, debo irme. Acabo de recordar que hoy tengo la oportunidad de viajar a la Argentina, y debo acudir. Ustedes perdonen. Fueron muy formales. Muy gentiles.

Su voz era cálida, aunque cada vez más distante, una especie de voz en el agua; como si su voz empezara a desaparecer primero que sus huesos. Y nos lanzó la mejor de sus sonrisas y se dirigió a la puerta y regresó y volvió a despedirse y de nuevo se dispuso a marchar a la puerta –en medio de otra sonora sonrisa–, de modo que sus huesos como campanas iban de un lado para otro, indecisos, igual que su despedida. A pesar de su alborozo aparente, a mí me pareció un poco triste; acaso estaba cansado de caminar por el mundo desde hace mil años, sin que nadie lograra facilitarle al fin una tacita de chocolate.

Nos dijo, antes de retirarse definitivamente, que esa misma noche viajaría de incógnito, en un circo, a la Argentina. “Me gustan los circos –dijo–. Prefiero viajar en los circos, puedo pasar inadvertido, muchas veces me confunden con payaso, “lo que me hace reír”.

Nos hizo una graciosa venia de poeta, y esta vez mi mujer se dejó besar la mano sin desmayarse. En la noche, borrascosa y fría, vimos a nuestro amigo desaparecer, lentamente, como su voz, iluminado a pedazos por las bombillas nocturnas. Entonces oímos un grito.

Era una mujer, una vecina, que acababa de descubrir al esqueleto en la mitad de un ramalazo de luz.

La vimos pasar corriendo, como alma en pena.

– ¡Un esqueleto! –nos gritó aterrada–. ¡He visto un esqueleto!

– Quédese tranquila –repuso mi mujer–. Ese esqueleto es todo un príncipe. Acaba de visitarnos. Se va en un circo a la Argentina.

Después, ya a solas, pensamos que hubiera sido bueno decir a nuestro amigo que volviera cualquier día, cuando quisiera, y que siempre sería bienvenido. Pero ya el esqueleto había desaparecido. De cualquier manera, si en las noches de tormenta golpean a la puerta, mi mujer y yo guardamos la esperanza de que sea nuestro amigo. Pues desde entonces le tenemos una tacita de chocolate, para el frío.

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Journal Entry 33 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Monday, November 19, 2012




y en invierno, los árboles menos tristes...


Journal Entry 34 by Cocodras at Getafe, Madrid Spain on Thursday, April 4, 2013
Un fragmento del libro que acabo de terminar, cortesía de Alundain: Tu rostro será el último, de João Ricardo Pedro. En un sólo párrafo, el autor resume la relación de un matrimonio. Sólo voy a poner las primeras líneas, cuando él se enamora de ella:

"Y fue en ese preciso instante cuando el doctor Augusto Mendes se fijó, por primera vez, en los ojos oscuros de aquella mujer, en los músculos de aquellos brazos que revolvían la tierra y desollaban los animales y tejían los días con una paciencia de sabios. Y, a continuación, se fijó en los dedos. En los labios. En las caderas. Y nunca más la llamó “muchacha”. De allí en adelante, sería siempre Laura. Mi Laura".

Journal Entry 35 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Thursday, May 23, 2013

Journal Entry 36 by Ana-la-Rana at Valencia, València/Valencia Spain on Saturday, May 25, 2013
"A veces un no niega
más de lo que quería, se hace múltiple.
Se dice «no, no iré»
y se destejen infinitas tramas
tejidas por los síes lentamente,
se niegan las promesas que no nos hizo nadie
sino nosotros mismos, al oído.
Cada minuto breve rehusado,
-¿eran quince, eran treinta?-
se dilata en sin fines, se hace siglos,
y un «no, esta noche no»
puede negar la eternidad de noches,
la pura eternidad.
¡Qué difícil saber adonde hiere
un no! Inocentemente
sale de labios puros, un no puro;
sin mancha ni querencia
de herir, va por el aire.
Pero el aire está lleno
de esperanzas en vuelo, las encuentra
y las traspasa por la alas tiernas
su inmensa fuerza ciega, sin querer,
y las deja sin vida y va a clavarse
en ese techo azul que nos pintamos
y abre una grieta allí.
O allí rebota
y su herir acerado
vuelve camino atrás y le desgarra
el pecho, al mismo pecho que lo dijo.
Un no da miedo. Hay que dejarlo siempre
al borde de los labios y dudarlo.
O decirlo tan suavemente
que le llegue
al que no lo esperaba
con un sonar de «sí»,
aunque no dijo sí quien lo decía".

Pedro Salinas

Journal Entry 37 by vedacris at Mérida, Badajoz Spain on Tuesday, August 13, 2013
Acabo de descubrirlo cotilleando en la estantería de un becero...me ha encantado la idea.
Uno de mis poemas preferidos de Benedetti, ¡Grande!

TE QUIERO

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Journal Entry 38 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Wednesday, August 14, 2013
¡Bienvenida Vedacris! :-))

El pecioso poema con su propia voz

Journal Entry 39 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Wednesday, August 14, 2013
En el precioso idioma quechua...

Ananau

Journal Entry 40 by Cocodras at Ferrol, A Coruña Spain on Monday, August 19, 2013
Un parrafo de mi última lectura, El quinto en discordia de Robertson Davies, compartido por Daisy85.

"Probablemente, la culpa fue de mi aburrimiento. Me aburrí más que nunca en toda mi vida; me aburría tanto que hasta el último de los huesos de mi cuerpo se aburría. No era un aburrimiento nacido de la inactividad, porque la instrucción de infantería consiste en estar arriba y abajo de la mañana a la noche y dormir poco; era un aburrimiento nacido de la ruptura con todo lo que hace que la vida sea placentera, que despierte la curiosidad o que aumente el alcance de nuestros sentidos. Era el aburrimiento de tener que afrontar tareas inacabables sin interés y adquirir habilidades a las que cualquiera habría renunciado tranquilamente. (...) Nada de eso tenía demasiado sentido para mí, pero aprendí a hacerlo de todas formas e incluso a hacerlo bien".

Journal Entry 41 by Ana-la-Rana at Valencia, València/Valencia Spain on Sunday, August 25, 2013
Donde residen los veranos de mi infancia, allí donde fui feliz y donde no existían los problemas... Ya no habrá veranos como aquellos, ni tan largos, ni tan despreocupados, ni con tantos sueños por cumplir...



Y un poco de Sabina de banda sonora...

Journal Entry 42 by Andromeda23 at Madrid, Madrid Spain on Saturday, December 7, 2013

Encontré de nuevo el enlace a este "libro" haciendo limpieza en mi correo. Me ha encantado leeros de nuevo. Ahora mismo no se me ocurre qué puedo aportar, tan solo el aviso del encuentro. Y que voy a ponerlo en mi estantería para no perderlo. Quizás alguien cotilleando se ecuentre con él y quiera añadir su granito de arena.

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